Antes de dormir mi hija siempre me decía que ya se estaban
acercando nuestros sueños, señalaba una parte cualquier de la habitación y
decía: “allá está yendo el sueño de mamá”, “allá está yendo tu sueño”, “aquí se
está acercando mi sueño”, yo le seguía la corriente todas las noches, hasta que
un día al darse cuenta que no le creía frotó su dedito índice fuertemente en la
pupila de su ojo y luego lo restregó en la mía. Desde ese día ambos podemos ver
como se van acercando los sueños encerraditos en sus burbujas, y los alejamos
cuando son pesadillas.
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