Erica se
levantó cansada… un haz de luz le cayó directamente al rostro mientras
intentaba recordar cómo había llegado a esa habitación a la vez que poco a poco
se iban dibujando los muebles, los cuadros, la mesa de noche de aquel cuarto. A
pesar de tener buena asimilación para el trago ese día se había despertado con
un ligero dolor de cabeza que lo sentía lejano de su cerebro, era más que un
dolor un sonido, a veces grave otras agudo que podía estar en cualquier parte
menos dentro de su cuerpo, se asomaba por detrás de la oreja y otras veces
estaba a tres metros de donde ella estaba.
Cuando
se despertó intento mover su mano para coger el celular que descansaba en la
mesa de noche pero no pudo, veía su mano, sentía el lugar donde estaba apoyada
pero no podía moverla, simplemente no obedecía, trato de hacer un esfuerzo para
poder levantarse pero igualmente no pudo hacerlo, sintió una oleada de pánico
que le empezó a recorrer el cuerpo empezando por la punta de los pies y
terminando en la frente como un frio glacial similar a un remordimiento.
Intento
recordar donde estaba, era la casa de su amiga, el día anterior habían salido a
una discoteca de Barranco, y se le hizo muy tarde para regresar a su casa en
Los Olivos, su amiga le había dicho que podía quedarse con ella a dormir, que
tenía una habitación de huéspedes en su casa de Magdalena y que no habría
ningún problema... problema, eso era lo que pensaba en esos momentos, por la
forma en que estaba alumbrado el cuarto deberían ser mas de las diez de la
mañana, el sol de enero caía fuertemente iluminando la estancia, trató de
llamar a alguien pero la voz no le salió, sintió los labios pesados, sellados
por una extraña fuerza que le impedía vocalizar las palabras, intentó gritar
con la boca cerrada pero no pudo, se sentía encerrada en su propio cuerpo,
miraba el cuarto, o mejor dicho lo que su ángulo de visión le permitía, todo
estaba intacto, ningún cambio, nada extraño, lo único raro era su cuerpo que se
resistía a obedecerla. Trató de calmarse y pensar que era lo que estaba
pasando, si había tenido un accidente el día anterior, o si tal vez hubiera
perdido la conciencia, pero no puedo recordar nada, no podía recordar cómo
había llegado, ni quien la había traído, solo tenía la certeza de que era la
casa de su amiga.
Trato de
tranquilizarse nuevamente, intentó respirar y reparó que no hacia ningún
movimiento al tomar aire, su pecho no se movía, sus pulmones no respondía al
instinto de respirar, el simple acto de inhalar oxigeno le estaba prohibido,
sentía el aire en la punta de su nariz, en el pecho, pero estaba estático,
quieto, el aire entraba y salía a su antojo como si fuera parte del movimiento
que tenía que cumplir por toda la habitación. En el lugar donde se suponía que
se encontraban sus manos, sus pies, su cuerpo sentía un vacío, era como si solo
fuera cabeza, ojos, aunque no parpadeaba. Ahora no estaba segura si había
abierto los párpados al despertar o ya estaban abiertos, no podía cerrar los
ojos y siempre miraba, intuía que podía mover la vista a su antojo, pero ya
hasta de eso dudaba, a medida que pasaba el tiempo se preguntaba cuanto iban a
demorar en ir a buscarla, sabía que tenía que hacer algo pero no recordaba que,
tal vez tendría que salir con su amiga a la universidad o solo regresar a
casa... a casa, ahora que lo pensaba era una idea muy vaga, aquella no era su
casa, de eso estaba segura, pero lo demás no aparecía en su mente, y si tal vez
se había golpeado la cabeza y hubiera perdido la memoria, hasta eso parecía
imposible, no sentía ningún dolor, no sentía nada, la luz del sol avanzaba
lentamente por el cuarto, caminando lánguidamente por encima de la cama aunque
no sintiera el calor, pasaron las horas y nadie fue por ella, se percató que no
tenía hambre, tampoco sentía sueño, ni ganas de ir al baño, pensándolo bien tal
vez si había sufrido un accidente, quizás habían pasado días, semanas, meses o
años y era una vegetal, habría estado en coma, y recién despertaba, aunque era
extraño que nadie vaya a verla en ningún momento.
Sintió
como el tiempo pasaba lentamente, vio como el sol se ocultaba y todo se quedaba
a oscuras, desarrolló una vista nictálope que le permitió ver claramente en la
oscuridad, escuchaba ruido en la casa, voces, gritos, una vez escuchó disparos,
ya no recordaba hace cuando tiempo estaba allí, luego escuchó el ruido al
llegar la policía, pero nadie entraba al cuarto, veía que su cuerpo adelgazaba
o ella se sentía más liviana, menos corpórea más espiritual, la misma sábana la
cubría, la cortina de la ventana seguía en la misma posición, nada cambiaba, su
celular extrañamente nunca sonaba, ni siquiera un mensaje había llegado, y si
lo hubiera hecho tampoco hubiera podido moverse para leerlo. El día que escuchó
que llegó la policía, sintió los pasos por la casa, voces que gritaban, escucho
como golpeaban a su puerta, la abrían y entraban, más eso sucedía en otro
mundo, ella seguía viendo la misma habitación de siempre con la puerta cerrada,
con la misma ventana abierta y la cortina inmóvil, escuchó como movían cosas,
abrían los cajones de la mesa de noche, y cerraban la puerta diciendo que allí
no había nada. Fue en ese momento cuando reparó en su condición de espectro de
algo que ya no existe, de que quizás estaba muerta desde hacía mucho y que
simplemente estaba penando en esa casa.
Un día,
semanas (o meses) después escuchó como una piedra rompía el vidrio de la
ventana, más esta seguía intacta, escuchó los vidrios caer, y hacerse añicos al
tocar el suelo, pero la ventana seguía igual a su vista, entera con la cortina
en la misma posición, se sobresaltó al escuchar el ruido, pero era un
sobresalto interno, algo que solo pasa en la mente, como si el recuerdo de un
movimiento o un espasmo se hubiera dibujado en su imaginación, cada día que
pasaba era más corto que el anterior, a veces tenía la impresión de que en un
solo día pasaban semanas o hasta meses el sol aparecía como un parpadeo
prendiendo y apagando la luz de la ventana, cada parpadeo era un día y una
noche, ya no contaba el tiempo como lo hacía, simplemente se dejaba existir, no
tenía necesidad de nada, y no sabía cuánto tiempo seguiría allí, intentó llorar
pero ya no recordaba cómo, cada vez se hacía más difícil recordar hasta los más
efímero, ya no recordaba en que casa estaba, y como había llegado, a veces ya
no recordaba quien era, o si lo que veía era su mundo o un reflejo de sí misma,
llego a olvidar su ser como persona y pensar que todo lo que veía era ella, recordaba
de forma imprecisa que alguna vez le había pertenecido un cuerpo, unas manos,
unas piernas, pero era tan difuso que parecía mentira, o quería convencerse que
alguna vez las tuvo.
Poco a
poco se dio cuenta que el espacio que se encontraba debajo de sus ojos lo que
alguna vez fue su cuerpo iba desapareciendo, que iba ocupando menos espacio
entre la cama y la sábana que la cubría, que la mano que estaba fuera cada vez
se hacía más traslúcida, casi transparente, el promontorio elevado que formaban
sus pies debajo de la sabana cada vez se hacía más pequeño, hasta su vista se
estaba haciendo más borrosa, antes podía ver claramente la puerta, los cuadros
de la pared y la ventana, ahora la puerta estaba borrosa, los cuadros se veían
como manchas en la pared, y la ventana ya no aparecía, solo era una luz que
parpadeaba cada vez más deprisa, un día una noche un día una noche, hasta que
solo pudo ver manchas por doquier, ya no era una visión de nada, simplemente
era como tener los ojos casi cerrados y ver sombras a través de un grueso
cristal nublado, sentía que se extinguía pero no recordaba como sentir miedo,
ni pánico, solo experimentaba que se acababa su vida que se empequeñecía que la
almohada donde alguna vez sintiera su cabeza se hacía más grande que la
habitación entera crecía hasta devorarla y desaparecer.
Erica se
levantó cansada, después de haberse amanecido hasta altas horas con su amiga en
una discoteca, se levantó temprano para no molestar a nadie, recogió su celular
de la mesita de noche, fue a despertarla, y se fueron a la
universidad. Meses después dejo los estudios, se enteró que el padre de su
amiga llegó borracho y de un disparo en la frente acabo con la vida de su
esposa y de su hija. Alguna vez por motivos que ya no recordaba pasó por esa
casa, estaba abandonada y miró tras la reja, vio el cuarto donde alguna vez
pasó una noche, cogió una piedra y la lanzó contra la ventana rompiendo el
cristal y se fue. Pasado mucho tiempo sin saber porque, pensaba en la noche que
pasó en aquella casa, a veces soñaba que estaba despierta en esa
habitación sin poder moverse, pensaba en su amiga, pensaba en los recuerdos, en
la nostalgia, en los tiempos pasados, en la amistad que algún día fue y que ya
no volverá, porque nuestros recuerdos viven y permanecen en los lugares en que
vivimos así sea un instante, aunque ya no exista nadie para recordarlo.
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